Raúl Aldabe es su otro yo. El que no tiene que deslomarse cada día para llegar a fin de mes, el que se pone delante del ordenador a inventarse lo que le viene en gana o bucea durante horas en internet buscando vete tú a saber qué. Le deja hacer. Que se reboce cuanto quiera en sus sueños de gloria y fama, ¡pobre iluso!
El autor, que siempre ha sido muy tímido prefiere dedicarme a llenar el puchero de alubias. Si esta aventura literaria sale mal, a mí que me registren. La responsabilidad será de Raúl, y solo suya, por meterse en «camisa de once varas». El autor.