SUSTOS, solo sustos, por suerte, la mayor parte de las veces.
Os quiero contar todos los accidentes en el taller, en casa o el trabajo, con un toque de humor, porque, al final…, son parte de la vida.
No voy a citar datos concretos que involucren a jefes ni compañeros… para que nadie se dé por aludido (por si acaso).
Rara es la semana que no te golpeas, cortas, quemas…, pero solo narraré las cosas más «graves» que me han ocurrido, y no necesariamente en orden cronológico.
Para cuando estés leyendo este libro es probable que haya pasado por urgencias alguna vez más, así que sí…, cualquier parecido con la realidad es porque es realidad.