No consigo recordar exactamente cuándo fue la primera vez que me pregunté: «¿Y ahora qué?». Tiene que ser entre 1994 y 2000, porque me pasó durante la carrera. Recuerdo la sensación de que, aunque lo tenía todo, me faltaba algo. Algo así como: «Vale, todo está bien, mi familia, salud, amigos… pero… ¿Y ahora qué?».
Esa inquietud fue el empuje para los cuatro cuentos que conforman este libro, aunque tardaría mucho en ponerme a escribir. Y es que durante años no hubo más que preguntas. Sólo cuando empezaron a llegar algunas respuestas sentí la necesidad de expresarme. En los cuentos se reflejan muchas de las situaciones, sensaciones y vivencias que he ido teniendo desde entonces.
En definitiva: mis inquietudes y las respuestas que de ellas surgieron son respectivamente el principio y final de cada historia. Y el diseño por ordenador, la herramienta que me permitió plasmar gráficamente lo que se formaba en mi cabeza pero yo no sabía dibujar.